Voy a haceros una confesión: el motivo principal que me lleva a estudiar Educación Social, es una preciosa quimera...
Cuando yo era pequeña, siempre fui la menos popular. Mantuve ese dudoso título durante toda mi etapa de EGB... Es lo que más recuerdo de mi infancia: las risas malintencionadas, la burla descarada, ese acoso constante del que, creyéndose superior a mí, hurga en mis heridas y escarba en mis llagas...
Pero, sin embargo, donde realmente quise luchar contra ese acoso, el tristemente conocido bullying, fue cuando lo vivió mi hijo mayor.
No voy a hablaros de él, creo que se enfadaría si conociera esta entrada... Sin embargo, sólo os diré que, durante años, me hizo revivir los recuerdos que quise enterrar hace años.
Verle repitiendo las mismas palabras que dijo su madre una vez; oírle gritar contra la vida; tener esa mezcla de rabia e impotencia en tu estómago,...
Por ti, hijo mío, he decidido estudiar Educación Social... Por ti y por mí: nos merecíamos ese respeto que se perdió el día que mostramos nuestros miedos...
Hoy, he decidido derribarlos: uno a uno, poco a poco,...
Lo haré con vuestro permiso y, encantada, con vuestra ayuda.
Bienvenid@s, pues, a mi blog.